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6.1.10.5.1.1. Capas del ojo

Capas del ojo

El ojo humano es un órgano complejo y sofisticado que nos permite percibir el mundo que nos rodea a través de la vista. Está compuesto por varias capas que trabajan juntas para captar y procesar la luz que entra en el ojo y enviar señales al cerebro para que podamos interpretar lo que estamos viendo.

Las capas que componen el ojo son:

Esquema del ojo humano

User:Delta G. Although it was created in Sodipodi, for some reason it was not uploaded as a vector image. And Jmarchn, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons


Capa fibrosa (externa)

La capa fibrosa externa del ojo se compone de dos partes:

Esclerótica

La esclerótica es la capa blanca que cubre todo el ojo excepto la córnea. Consiste en una red tensa de fibras de tejido blanco que ayudan a mantener la forma del ojo y a proteger las estructuras delicadas. La superficie externa está recubierta por la conjuntiva, que en especies vivas puede mostrar pequeños vasos sanguíneos. La esclerótica no recibe mucha irrigación arterial.

Córnea

La córnea es la parte transparente de la capa fibrosa. Se encuentra en la superficie anterior del globo ocular y tiene forma de una esfera pequeña que cubre alrededor de un sexto del área total. Está compuesta por un tejido fibroso modificado que se vuelve transparente durante su desarrollo, lo que le da una apariencia muy uniforme. En la superficie externa de la córnea hay una capa epitelial que se continúa con la capa conjuntiva.

Durante el desarrollo embrionario, la córnea está provista de capilares que se desaparecen en el ojo normal. En adultos, la córnea no contiene vasos sanguíneos, excepto en su periferia, y se nutre de la linfa que se difunde lentamente a través del tejido.

Debido a su inervación, la córnea es muy sensible al tacto y las lesiones en la porción fibrosa pueden curarse formando tejido cicatricial opaco.

El astigmatismo suele ser el resultado de una curvatura imperfecta de la córnea que puede causar una imagen desenfocada que se focaliza en dos puntos diferentes.

Capa muscular (intermedia)

La capa intermedia del globo ocular está compuesta por:

Coroides

La coroides es una membrana marrón oscura que cubre la esclerótica y está muy vascularizada para nutrir la retina. Contiene células pigmentadas y vasos sanguíneos que le dan su color oscuro, absorbiendo los rayos luminosos y evitando su reflexión. El nervio óptico pasa a través de la coroides en la parte dorsal del ojo y se extiende hacia el cuerpo ciliar. Algunos animales tienen una estructura llamada tapetum en la coroides, que refleja la luz en la oscuridad.

Cuerpo ciliar

El cuerpo ciliar se divide en tres regiones: el anillo ciliar, los procesos ciliares y el músculo ciliar.

  • El anillo ciliar es un área oscura de unos 4 mm de ancho que se continúa con la coroides.
  • Los procesos ciliares son pliegues que se extienden desde la parte dorsal del iris hacia el anillo ciliar. Los procesos ciliares permiten la inserción de las fibras del ligamento suspensorio del cristalino y los músculos ciliares.
  • El músculo ciliar está formado por fibras que se orientan en dirección meridional y, cuando se contraen, tensan los ligamentos suspensorios y hacen que la lente se haga más convexa para la visión cercana.

Iris

El iris es la parte visible y coloreada del ojo y puede ser azul, verde o marrón según la cantidad de pigmento. En los albinos, el aspecto es rosado.

La pupila es el orificio circular del iris que se abre a la cámara oscura del ojo y parece negro.

El iris tiene dos tipos de músculos antagonistas:

  • Los músculos dilatadores, de posición radial, que al contraerse dilatan la pupila.
  • El esfínter de la pupila, músculo circular que contrae la pupila.

La retina (capa interna)

La retina es la parte del ojo humano donde se realizan las fases iniciales del procesamiento de la información visual, y es donde se encuentran los fotorreceptores. La retina está constituida por tres capas celulares y dos capas sinápticas donde se llevan a cabo la mayoría de las sinapsis. Es una de las partes del sistema nervioso central más accesibles para los investigadores. La disposición de la retina permite que los estímulos visuales se focalicen sobre ella con la mínima distorsión óptica.

La córnea y el cristalino enfocan la estimulación visual, que es absorbida por las células fotorreceptoras de la retina. Estas células se encuentran sobre el epitelio pigmentado del fondo del ojo, que contiene melanina. La retina tiene una pequeña invaginación en forma de mella llamada fóvea, donde se encuentran las células fotorreceptoras en alta concentración, lo que hace que la agudeza visual sea más pronunciada en esta zona.

La pupila regula la cantidad de luz que llega a la retina y está controlada por músculos inervados por el sistema nervioso autónomo.

Las células fotorreceptoras: bastones y conos

Los fotorreceptores son células especializadas que se encargan de captar la luz y convertirla en señales eléctricas que son interpretadas por el cerebro como imágenes. En los vertebrados, existen dos tipos de fotorreceptores: los conos y los bastones.

  • Los bastones son más sensibles a la luz que los conos, lo que les permite participar en la visión nocturna o con luz tenue. Además, contienen un pigmento visual que es más sensible a la luz que el de los conos, lo que les permite captar más luz. También amplifican la señal luminosa de los estímulos más que los conos.
    • Su pigmento visual se conoce como rodopsina. Este pigmento se compone de una proteína opsina y un aldehído de vitamina A, también conocido como retinal. Cuando la luz entra en el ojo y alcanza la rodopsina de los bastones, el retinal cambia su forma y provoca una cascada de señales eléctricas que finalmente se transmiten al cerebro para formar una imagen visual. Además de la rodopsina, existen otros pigmentos visuales en los conos que permiten la visión de colores en condiciones de luz diurna. Estos pigmentos también están compuestos por opsina y retinal, pero difieren en la forma en que interactúan con la luz para producir diferentes respuestas de color.
  • Por su parte, los conos son los fotorreceptores que se activan durante la visión diurna. Tienen una mejor resolución espacial debido a que convergen menos, ya que sólo unos pocos proyectan a cada célula bipolar. Esto les permite transmitir las variaciones espaciales de la imagen manteniendo sus diferencias. Los conos están concentrados en la fóvea, que es el lugar de la retina donde la imagen sufre menor distorsión, lo que les permite proporcionar una visión más nítida y detallada.
    • La retina humana tiene tres tipos de conos, cada uno de ellos con un pigmento visual diferente que permite percibir los colores en el espectro visible.

      • El pigmento visual que absorbe en la región azul del espectro se encuentra en los conos sensibles al azul.

      • El pigmento visual que absorbe en el rango verde del espectro se encuentra en los conos sensibles al verde.

      • El pigmento visual que absorbe en la zona amarilla del espectro y participa en la visión del color rojo se encuentra en los conos sensibles al rojo.

    • La composición química de los pigmentos visuales de los conos es similar a la del pigmento rodopsina de los bastones, ya que ambos están formados por proteínas opsina y la molécula 11-cis retinal. Cuando la luz incide sobre los pigmentos visuales del color, se produce una serie de reacciones intermedias que dan lugar a la formación de todo trans-retinal y la liberación de opsina, lo que permite la percepción visual del color.

La principal diferencia entre la rodopsina y los pigmentos de los conos radica en las proteínas que forman las opsinas, las cuales están adaptadas para responder a diferentes longitudes de onda de la luz.


Laboratorio virtual: Iris y músculo ciliar.

Creado con eXeLearning (Ventana nueva)