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6.1.10.7.1. Trastornos del olfato

Trastornos del olfato

Los trastornos del olfato son alteraciones en la capacidad de una persona para percibir olores. Estos trastornos pueden ser temporales o permanentes, y pueden afectar a personas de todas las edades.

Algunos de los trastornos del olfato más comunes son los siguientes:


Anosmia

La anosmia es la pérdida del sentido del olfato, lo que afecta indirectamente al sentido del gusto.

La anosmia puede tener un impacto significativo en el sentido del gusto, ya que los sabores están estrechamente relacionados con el sentido del olfato. De hecho, gran parte de lo que percibimos como sabor es en realidad el resultado de una combinación de las sensaciones del gusto y el olfato. Por lo tanto, cuando se pierde el sentido del olfato debido a la anosmia, también se puede experimentar una pérdida en la capacidad para percibir ciertos sabores.

Es común que las personas con anosmia tengan dificultades para detectar sabores sutiles y experimenten una disminución general en la intensidad de los sabores. Por ejemplo, pueden tener dificultades para distinguir entre diferentes tipos de frutas o verduras, o para detectar ciertos sabores como el dulce o el salado. Además, algunas personas pueden experimentar cambios en la forma en que perciben los sabores, como una percepción más metálica o amarga.

Es importante señalar que no todas las personas que experimentan anosmia experimentan también una disfunción del sentido del gusto, y que la gravedad de la disfunción del gusto puede variar de persona a persona. 

La anosmia puede ser temporal o permanente y puede estar causada por infecciones, alergias, lesiones en la mucosa olfativa o en el cerebro. También puede ser congénita, desde el nacimiento, y puede estar originada por un trastorno de origen genético.

El desplazamiento del cerebro dentro del cráneo y el desgarro de los nervios olfativos a su paso por la placa cribiforme debido a un golpe en la cabeza es la causa neurológica más común de la anosmia. Aproximadamente el 6% de los pacientes hospitalizados por lesiones traumáticas en la cabeza experimentan algún tipo de déficit olfativo.

También puede darse "anosmia específica", en el que las personas que la padecen tienen anosmia de un olor en particular, y su origen puede ser genético.

Chica sonriente con una mofeta maloliente en su hombro

Hiposmia

Cuando la anosmia no es total, se habla de hiposmia. La hiposmia es la reducción de la capacidad para detectar los olores.

La hiposmia puede ser temporal o permanente, y sus causas son variadas, como infecciones, enfermedades crónicas, exposición a ciertas sustancias químicas o traumatismos craneales. Aunque puede deberse a la avanzada edad, que provoca la pérdida de la capacidad del olfato, en muchas ocasiones se debe a la infección repetitiva de las fosas nasales y senos nasales que dañan la mucosa olfativa.

Hiperosmia​

La hiperosmia es un trastorno en el que se produce un aumento exagerado de la capacidad para percibir olores.

Parosmia

La parosmia consiste en la percepción distorsionada de un olor presente en el ambiente. Estas percepciones alteradas normalmente son desagradables y relacionadas con problemas en el sistema nervioso central, como la epilepsia o la enfermedad de Parkinson u otras enfermedad de origen psiquiátrico.

También se han dado casos en personas que se han recuperado de Covid-19.

Suele oler mal la mayoría de proteínas, como pollo, huevos y carnes y otros alimentos, como el chocolate o el café se perciben con un sabor y olor diferente.

Fantosmia

La fantosmia es la percepción de olores que no existen en el ambiente. También se le le llama alucinación olfativa u olor fantasma, oliendo un olor que no existe. No hay que confundirla con la parosmia, puesto que no se trata de un olor distorsionado.

La fantosmia desagradable o cacosmia es la más común, en la que se huele algo quemado, asqueroso o podrido.

Puede ser una alteración temporal o permanente.

Las alucinaciones olfativas pueden tener diversas causas, como afecciones médicas comunes (infecciones o pólipos nasales, problemas dentales), así como también afecciones neurológicas como migrañas, accidentes cerebrovasculares, tumores cerebrales y enfermedad de Parkinson. Estas también pueden ser un síntoma de trastornos mentales como depresión, trastorno bipolar, intoxicación o abstinencia de drogas y alcohol, o trastornos psicóticos. Además, el hábito de fumar, la exposición a productos químicos o la radioterapia para tratar el cáncer también pueden ser la causa de alucinaciones olfativas. 



Fatiga olfativa

La fatiga olfativa es un proceso normal y no debe considerarse como una enfermedad.

La fatiga olfativa se produce cuando, en presencia de un fuerte olor durante bastante tiempo, la sensación se atenúa. Se trata de un proceso fisiológico de adaptación sensorial en el que el sistema nervioso altera el umbral de sensibilidad para detectar determinados estímulos olorosos.

Pescatero oliendo alegremente pescado

Disosmia

La disosmia es un trastorno del sentido del olfato que se caracteriza por una alteración en la percepción de los olores. Aunque no afecta directamente el sentido del gusto, la disosmia puede tener un efecto indirecto sobre el gusto, ya que gran parte de lo que percibimos como sabor es en realidad un resultado de la combinación de olores y sabores.

Cuando se tiene una disosmia, los olores pueden parecer distorsionados, desagradables o inexistentes. Esto puede afectar la percepción del sabor, ya que gran parte de lo que percibimos como sabor es en realidad una combinación de olores y sabores. Por ejemplo, si una persona experimenta una disosmia que afecta su capacidad para percibir el aroma de una naranja, es posible que también tenga dificultades para detectar el sabor característico de la fruta.

Además, la disosmia puede hacer que los alimentos y bebidas que antes se disfrutaban se vuelvan desagradables, lo que puede llevar a una pérdida del apetito y una disminución en la ingesta de alimentos.

Las causas de la disosmia pueden incluir una variedad de factores, desde infecciones respiratorias hasta enfermedades neurológicas. El tratamiento de la disosmia depende de la causa que la produce y puede incluir medicamentos, terapia de olfato y otras opciones terapéuticas.

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