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6.1.10.9. El equilibrio

Sentido del equilibrio. El sistema vestibular.

¿Qué hace falta para mantener el equilibrio?

El mantenimiento del equilibrio es fundamental para la realización de las actividades cotidianas y la prevención de lesiones. Las principales funciones del sentido del equilibrio es mantener el cuerpo equilibrado, coordinar los movimientos del cuerpo y de la cabeza, y poder mantener la mirada fijada en un punto incluso cuando la cabeza esté en movimiento. Para lograrlo, es necesario el correcto funcionamiento de tres sistemas: el sistema vestibular del oído interno, la vista y el sistema propioceptivo.

  • El sistema vestibular es el encargado de nuestra estabilidad y equilibrio. Consiste en un conjunto de estructuras ubicadas en el oído interno que contienen líquidos y pequeños cilios que, al moverse con los cambios de posición de la cabeza, envían señales al cerebro. Este interpreta las señales y envía órdenes a los músculos para mantener el equilibrio.
  • La vista es esencial para percibir nuestro entorno y la posición del cuerpo en relación a él. La información visual nos permite ver dónde estamos situados y la distancia o profundidad de los objetos, lo que ayuda a mantener el equilibrio.
  • El sistema propioceptivo, por su parte, consiste en sensores ubicados en el cuello, torso, articulaciones y pies que transmiten señales eléctricas al cerebro sobre la posición y movimiento del cuerpo. Por ejemplo, cuando nos sentamos, estos sensores envían mensajes al cerebro para mantener la posición del cuerpo y las extremidades.

Sistema vestibular

VestibularSystem.gif: user:Thomas.haslwanterderivative work: Ortisa, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons

Equilibriocepción

La equilibriocepción o sentido del equilibrio, es un importante sentido fisiológico que permite a los humanos y animales mantener el equilibrio durante la marcha y otras actividades. Este sentido es esencial para evaluar y responder a los desplazamientos del equilibrio y mantener el cuerpo en equilibrio con respecto a la gravedad, la aceleración y otras fuerzas que afectan la posición y el movimiento.

Aunque algunos animales son mejores en esto que los humanos, como los gatos que pueden caminar sobre una valla fina, los humanos y otros animales cuentan con sistemas sensoriales complejos que les permiten mantener el equilibrio. Los órganos del equilibrio evolucionaron en peces, anfibios y reptiles, y poco tenían que ver con la audición.

Gato andando sobre una valla muy estrechaCuando se interrumpe el sentido del equilibrio, se pueden producir mareos, desorientación y náuseas. La enfermedad de Ménière, una afección del oído interno de etiología desconocida, puede afectar el equilibrio. Además, el equilibrio puede verse temporalmente afectado por movimientos rápidos y vigorosos, como después de dar vueltas en unos caballitos de un carrusel.

Niña en una carruselLa mayoría de los astronautas experimentan una forma de mareo llamada mareo espacial mientras se encuentran en órbita debido a que están en constante caída libre. Esto afecta su sentido del equilibrio.

Los animales invertebrados cuentan con un sistema sensorial de equilibrio completamente diferente que reside en un órgano llamado estatocisto. Este detecta la posición de pequeñas rocas calcáreas para determinar hacia dónde está arriba y abajo. 

Sistema vestibular

El sistema vestibular es un complejo sistema sensorial que se encuentra, junto con el oído interno, en el interior del laberinto óseo y es responsable del equilibrio y la orientación espacial.

Dentro de las cavidades del hueso, se encuentra el laberinto membranoso, formado por membranas epiteliales. El laberinto membranoso está relleno de endolinfa, mientras que entre el espacio que queda entre el hueso y la superficie externa del laberinto membranoso, contiene perilinfa

El sistema vestibular está formado por dos tipos de estructuras:

  • Tres canales semicirculares, dispuestos perpendicularmente entre sí y orientados según las tres dimensiones del espacio.
  • Dos órganos otolíticos, el utrículo y el sáculo, que tienen forma de bolsas y están llenos de endolinfa.

Utrículo y sáculo

El utrículo y el sáculo están cubiertos por la mácula, donde se encuentran la células ciliadas, con cilios grandes (cinocilio) y pequeños (estereocilios). La mácula que recubre al utrículo y al sáculo está cubierta por un tejido gelatinoso que puede contener partículas de carbonato cálcico llamadas otolitos, otoconias o estatoconias, que actúan como masa inerte y contribuyen al desplazamiento de los cilios en respuesta al movimiento.

Cuando la persona está en posición vertical, la mácula del utrículo se encuentra en un plano horizontal, mientras que la mácula del sáculo se sitúa en un plano vertical.

Cuando el cuerpo experimenta un movimiento, la inercia de las otoconias desplaza los cilios, lo que activa las células ciliadas y desencadena un potencial generador que se transmite a la corteza cerebral. La dirección del movimiento determina la polaridad de la señal: un movimiento hacia el cinocilio provoca una despolarización, mientras que un movimiento en la dirección opuesta provoca una hiperpolarización y una ausencia de señal.

El sistema vestibular es esencial para mantener el equilibrio y la postura del cuerpo en relación con la gravedad y otros factores ambientales. Las alteraciones en este sistema pueden causar mareo, desorientación, náuseas y otros síntomas relacionados con la pérdida del equilibrio.

Canales semicirculares

Los canales semicirculares están dispuestos en las tres dimensiones del espacio. Los tres canales semicirculares terminan en una ampolla antes de juntarse con el utrículo. Dentro de la ampolla está la cresta ampular, tejido epitelial en cuya parte superior se encuentran las células sensoriales, las células ciliadas vestibulares. La cresta ampular está cubierta por una sustancia gelatinosa que la fija al techo de la ampolla.

Cada canal está lleno de endolinfa y presenta una ampolla, que contiene células ciliadas embebidas en una cúpula de material gelatinoso. Cuando el cuerpo experimenta un movimiento de rotación, la inercia de la cúpula provoca la estimulación de las células ciliadas, generando potenciales de acción que son transmitidos al cerebro a través del nervio vestibular.

La información transmitida al cerebro permite la detección de la dirección y la velocidad del movimiento, lo que es esencial para mantener el equilibrio y la postura. Cualquier alteración en el sistema vestibular puede causar trastornos como mareo, desorientación y náuseas, por lo que es importante entender su funcionamiento para diagnosticar y tratar estas afecciones de manera adecuada.


Desarrollo del equilibrio y el movimiento

El sistema del equilibrio es esencial para nuestra conciencia espacial, y se compone de diversas fuentes o vías de información, como la vista, el laberinto posterior y la sensibilidad propioceptiva en las articulaciones, músculos y la sensibilidad exteroceptiva táctil.

La vista es responsable de informar sobre los movimientos de los objetos y su posición relativa, mientras que la sensibilidad propioceptiva nos permite percibir los cambios de posición de la cabeza con respecto al resto del cuerpo y las plantas de los pies al contacto con el suelo. Por su parte, el laberinto posterior capta los desplazamientos espaciales de nuestro cuerpo.

Persona haciendo equilibrio sobre unas rocas

Existen dos tipos de equilibrio: el equilibrio estático, que se refiere a la capacidad de mantener una postura adecuada sin desplazarse, y el equilibrio dinámico, que implica la capacidad de mantener una postura adecuada durante el movimiento. Es importante destacar el papel crucial de la cabeza en relación al resto del cuerpo para mantener el equilibrio.

El desarrollo del equilibrio humano es un proceso que sigue diversas fases y evoluciona paralelamente al desarrollo psicomotor. La capacidad de mantener el equilibrio estático se desarrolla alrededor de los 6 años, mientras que el equilibrio dinámico se desarrolla a partir de los 9 años y disminuye a partir de los 35-40 años. Es importante destacar que el equilibrio no es una función innata y que la fase sensible de mejora en el sistema nervioso central se produce entre los 5 y los 12 años.

Existen diversas actividades que pueden ayudar a mejorar el equilibrio, como el equilibrio estático, que incluye la capacidad de mantener el equilibrio en diferentes puntos de apoyo o sobre superficies inestables, así como sobre una base cada vez más pequeña. Para mejorar el equilibrio dinámico se pueden realizar diferentes desplazamientos como correr, andar, saltar, así como caminar sobre cuerdas o sobre una línea pintada en el suelo.

El equilibrio dinámico también se puede mejorar al realizar actividades que implican el uso de objetos, como andar en bicicleta, patines, esquís cooperativos o zancos. Asimismo, el equilibrio dinámico se puede mejorar al portar objetos, como mantener una pelota sobre la cabeza o caminar sobre un banco sueco en cuadrupedias (a cuatro patas) llevando una pelota sobre la espalda.


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