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6.4.2. Sistema inmunitario innato y adaptativo

Sistema inmunitario innato y adaptativo

El sistema inmunitario es una red compleja y altamente sofisticada de órganos, tejidos, células y moléculas que colaboran para proteger al organismo contra agentes patógenos y mantener la homeostasis. Esta defensa se lleva a cabo a través de dos componentes principales: el sistema inmunitario innato y el sistema inmunitario adaptativo. Cada uno de estos sistemas desempeña un papel crucial en la protección contra enfermedades y el mantenimiento de la salud.

El sistema inmunitario innato es el primero en entrar en acción cuando el organismo se enfrenta a una amenaza. Es una defensa inmediata y no específica que está presente desde el nacimiento. El sistema inmunitario innato cuenta con barreras físicas y químicas, como la piel y las mucosas, que actúan como una primera línea de defensa para prevenir la entrada y proliferación de microorganismos patógenos. Además, incluye células fagocíticas, como los neutrófilos y los macrófagos, que son capaces de engullir y destruir patógenos mediante la fagocitosis. El sistema innato también cuenta con el sistema de complemento, un conjunto de proteínas plasmáticas que pueden activarse directamente por los patógenos o por la unión de anticuerpos, lo que lleva a la destrucción de los microorganismos invasores.

Por otro lado, el sistema inmunitario adaptativo es la respuesta específica y altamente especializada que se desarrolla en respuesta a antígenos específicos. A diferencia del sistema innato, el sistema inmunitario adaptativo se caracteriza por su capacidad para reconocer y recordar antígenos específicos, lo que permite una respuesta más rápida y eficiente en encuentros posteriores con el mismo antígeno. El sistema adaptativo involucra principalmente a los linfocitos B y los linfocitos T. Los linfocitos B producen anticuerpos específicos que se unen a los antígenos y los marcan para su eliminación por fagocitosis o por la activación del sistema de complemento. Los linfocitos T, por otro lado, pueden dividirse en linfocitos T citotóxicos y linfocitos T ayudantes, que reconocen y destruyen células infectadas o cancerosas, así como regulan y coordinan la respuesta inmunitaria.

Sistema inmunitario innato

El sistema inmunitario innato es el componente primario y rápido de la respuesta inmunitaria del organismo. Está presente desde el nacimiento y constituye la primera línea de defensa contra agentes patógenos. Su principal función es reconocer y eliminar de manera rápida y eficiente los microorganismos invasores y otros elementos extraños. A diferencia del sistema inmunitario adaptativo, el sistema innato no requiere una exposición previa al agente infeccioso para iniciar una respuesta.

Barreras físicas y químicas

El sistema inmunitario innato cuenta con una serie de barreras físicas y químicas que actúan como una primera línea de defensa contra los patógenos. Estas barreras incluyen la piel, las mucosas y las membranas mucosas que recubren el tracto respiratorio, gastrointestinal y genitourinario. Estas superficies están diseñadas para prevenir la entrada y la colonización de microorganismos dañinos.

La piel es la barrera física más externa y consiste en una capa resistente de células epidérmicas unidas estrechamente que impide la entrada de patógenos. Además, el pH ácido de la piel y la secreción de sebo crean un ambiente hostil para muchos microorganismos.

En las mucosas, las células epiteliales secretan moco, que atrapa y elimina los microorganismos antes de que puedan invadir los tejidos subyacentes. Además, el moco contiene enzimas y anticuerpos que pueden destruir o neutralizar los patógenos.

Células fagocíticas

Las células fagocíticas son un componente esencial del sistema inmunitario innato. Incluyen a los neutrófilos, macrófagos y células dendríticas, entre otros. Estas células son capaces de detectar, engullir y destruir microorganismos invasores mediante un proceso llamado fagocitosis.

Los neutrófilos son las células fagocíticas más abundantes en la sangre y son los primeros en llegar al sitio de la infección. Son capaces de reconocer y engullir bacterias, hongos y otros microorganismos, formando lo que se conoce como pus.

Los macrófagos son células fagocíticas que se encuentran en varios tejidos del cuerpo, como el hígado, los pulmones y los ganglios linfáticos. Además de su función fagocítica, los macrófagos pueden liberar sustancias químicas llamadas citoquinas, que reclutan y activan otras células del sistema inmunitario.

Las células dendríticas también desempeñan un papel importante en la respuesta inmunitaria innata. Son células presentadoras de antígenos que capturan y procesan los microorganismos invasores para presentar fragmentos de antígeno a los linfocitos T en el sistema inmunitario adaptativo, iniciando así una respuesta inmunitaria específica.

Respuesta inflamatoria

La respuesta inflamatoria es una parte integral de la respuesta inmunitaria innata. Es una respuesta localizada a la lesión o infección que tiene como objetivo limitar la propagación de los agentes patógenos y promover la reparación del tejido dañado.

Durante la respuesta inflamatoria, los vasos sanguíneos se dilatan, lo que aumenta el flujo sanguíneo y la permeabilidad vascular. Esto permite que las células del sistema inmunitario, como los neutrófilos y los macrófagos, lleguen al sitio de la infección o lesión de manera más eficiente. Además, la inflamación se acompaña de la liberación de mediadores químicos, como las citoquinas, que reclutan y activan más células inflamatorias.

La inflamación puede manifestarse como enrojecimiento, calor, hinchazón y dolor en el sitio afectado. Estos síntomas son el resultado de la respuesta inmunitaria innata y son señales de que el sistema inmunitario está respondiendo activamente a la infección o lesión.

Sistema de complemento

El sistema de complemento es un conjunto de proteínas plasmáticas que actúan en sinergia para eliminar patógenos y promover la inflamación. El sistema del complemento se activa a través de dos vías principales: la vía clásica y la vía alternativa.

Cuando las proteínas del complemento se activan, pueden formar complejos que perforan la membrana de los patógenos, lo que resulta en su lisis y destrucción. Además, la activación del complemento puede marcar los patógenos para la fagocitosis o aumentar la respuesta inflamatoria a través de la liberación de citoquinas.

El sistema del complemento también interactúa estrechamente con otras células y moléculas del sistema inmunitario innato y adaptativo para coordinar una respuesta inmunitaria efectiva.

Sistema inmunitario adaptativo

El sistema inmunitario adaptativo es una parte altamente especializada y específica del sistema inmunitario del organismo. A diferencia del sistema inmunitario innato, el sistema adaptativo requiere una exposición previa a un antígeno específico para generar una respuesta inmunitaria efectiva. El sistema inmunitario adaptativo está compuesto principalmente por dos tipos de células:

Linfocitos B y anticuerpos

Los linfocitos B son células clave en el sistema inmunitario adaptativo. Se originan en la médula ósea y maduran en los órganos linfoides, como el bazo y los ganglios linfáticos. Cada linfocito B tiene en su superficie receptores de membrana llamados anticuerpos, que son moléculas de reconocimiento altamente específicas.

Cuando un linfocito B se encuentra con un antígeno específico que se ajusta a sus receptores de anticuerpos, se activa y se divide para producir clones de células plasmáticas. Estas células plasmáticas secretan anticuerpos específicos que se unen al antígeno, ya sea neutralizándolo directamente o marcándolo para su eliminación por fagocitosis.

Los anticuerpos también pueden activar el sistema del complemento, que promueve la destrucción de los patógenos. Además, los linfocitos B pueden convertirse en células de memoria, que almacenan información sobre el antígeno encontrado y permiten una respuesta más rápida y eficiente en futuros encuentros con el mismo antígeno.

Linfocitos T y respuesta celular

Los linfocitos T son otro componente esencial del sistema inmunitario adaptativo. Al igual que los linfocitos B, los linfocitos T se originan en la médula ósea, pero maduran en el timo. Hay dos subgrupos principales de linfocitos T:

Los linfocitos T citotóxicos son responsables de reconocer y destruir células infectadas por virus, células cancerosas y células extrañas. Utilizan receptores de células T para reconocer antígenos presentados en la superficie de las células infectadas. Una vez reconocida la célula infectada, los linfocitos T citotóxicos liberan sustancias tóxicas que inducen la muerte de la célula infectada.

Por otro lado, los linfocitos T ayudantes desempeñan un papel crucial en la coordinación de la respuesta inmunitaria. Ayudan a activar y regular otros componentes del sistema inmunitario, incluyendo los linfocitos B y las células fagocíticas. Los linfocitos T ayudantes también producen citoquinas, que son moléculas de señalización que amplifican y dirigen la respuesta inmunitaria.

Presentación de antígeno y respuesta inmunitaria

La presentación de antígeno es un proceso en el que las células presentadoras de antígenos, como las células dendríticas, capturan y procesan los antígenos para presentar fragmentos de antígeno a los linfocitos T. Esto permite que los linfocitos T reconozcan y respondan a los antígenos específicos.

Una vez que los linfocitos B y los linfocitos T han reconocido y activado sus antígenos específicos, se desencadena una respuesta inmunitaria adaptativa. Esta respuesta puede incluir la producción de anticuerpos por parte de los linfocitos B, la activación de los linfocitos T citotóxicos para destruir células infectadas, y la coordinación de la respuesta inmunitaria por parte de los linfocitos T ayudantes.

La respueta inmunitaria adaptativa también involucra la formación de células de memoria. Estas células de memoria almacenan información sobre el antígeno encontrado y permiten una respuesta más rápida y eficiente en futuros encuentros con el mismo antígeno. Esta memoria inmunológica es la base de la inmunidad adquirida, que proporciona protección duradera contra las enfermedades.


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