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6.4. Sistema inmunitario

Objetivos

  • Sustancias y células que intervienen en la respuesta inmunológica frente a agentes patógenos.
  • Sistema inmunológico innato y adaptativo. Respuestas primaria y secundaria.
  • Inmunidad activa y pasiva. Inmunidad artificial y natural.
  • Responsabilidad social frente a las enfermedades extendidas en las poblaciones humanas: el calendario de vacunas y los sistemas de prevención de enfermedades como los protocolos de detección del cáncer o la vacunación contra la Covid19.
  • Errores del sistema inmunológico: las alergias.
  • Relación entre el ejercicio físico y la actividad del sistema inmunológico.

El sistema inmunitario es un complejo sistema biológico que desempeña un papel fundamental en la protección del organismo contra enfermedades y agentes patógenos. Esta respuesta inmunitaria involucra una variedad de sustancias y células que trabajan en conjunto para defender al cuerpo y mantenerlo saludable.

En primer lugar, diferentes sustancias desempeñan un papel crucial en la respuesta inmunitaria. Entre ellas se encuentran los anticuerpos, proteínas producidas por los linfocitos que se unen específicamente a los antígenos, las moléculas extrañas que desencadenan la respuesta inmunitaria. Los anticuerpos marcan a los antígenos para su destrucción por parte de otras células inmunitarias. También están presentes las citocinas, que son proteínas de señalización que ayudan a regular y coordinar la respuesta inmunitaria.

En cuanto a las células, el sistema inmunológico cuenta con diferentes tipos de glóbulos blancos o leucocitos. Los neutrófilos y macrófagos son responsables de la fagocitosis, es decir, la captura y destrucción de patógenos. Los linfocitos, por otro lado, son esenciales para la respuesta inmunitaria adaptativa. Los linfocitos B producen anticuerpos y los linfocitos T desempeñan diversas funciones, como la destrucción directa de células infectadas.

El sistema inmunológico se divide en dos componentes principales: el sistema inmunitario innato y el sistema inmunológico adaptativo. El sistema innato es la primera línea de defensa del organismo y responde rápidamente a los patógenos de manera no específica. En contraste, el sistema adaptativo es más lento pero altamente específico. Reconoce y memoriza los antígenos encontrados previamente para una respuesta más eficiente en futuros encuentros.

La respuesta inmunitaria puede presentarse en dos etapas: la respuesta inmunitaria primaria y la respuesta inmunitaria secundaria. La respuesta primaria ocurre cuando el sistema inmunológico se encuentra con un antígeno por primera vez, mientras que la respuesta secundaria se produce en encuentros posteriores con el mismo antígeno, siendo más rápida y potente gracias a la memoria inmunológica.

Existen dos tipos de inmunidad: la inmunidad activa y la inmunidad pasiva. La inmunidad activa se desarrolla cuando el propio organismo genera una respuesta inmunitaria, ya sea a través de la infección previa o de la vacunación. Por otro lado, la inmunidad pasiva se adquiere mediante la transferencia de anticuerpos producidos por otro individuo, como ocurre en la lactancia materna. Además, la inmunidad puede ser natural, adquirida a lo largo de la vida, o artificial, inducida a través de intervenciones médicas, como la vacunación.

En cuanto a la responsabilidad social frente a las enfermedades extendidas en las poblaciones humanas, es fundamental contar con medidas de prevención y control. Esto incluye el seguimiento de calendarios de vacunación, que permiten proteger a la población contra enfermedades infecciosas, y la implementación de protocolos de detección y prevención, como los exámenes de detección del cáncer y la vacunación contra enfermedades como la Covid-19.

A pesar de su importancia, el sistema inmunitario no siempre funciona de manera óptima, y pueden ocurrir errores o disfunciones. Un ejemplo común de esto son las alergias, en las que el sistema inmunitario reacciona exageradamente a sustancias inofensivas, desencadenando una respuesta alérgica que puede ser perjudicial para la salud.

Por último, se ha observado una relación entre el ejercicio físico y la actividad del sistema inmunitario. La práctica regular de ejercicio moderado se ha asociado con una mejora en la respuesta inmunitaria, fortaleciendo la función de los glóbulos blancos y reduciendo la susceptibilidad a enfermedades. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el exceso de ejercicio intenso y prolongado puede tener un efecto negativo en el sistema inmunitario.

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