5.6. La presión sanguínea
La presión sanguínea
La fuerza con la que la sangre sale de la arterias provoca una presión que es mayor en los movimientos de sístole, cuando el corazón se contrae y expulsa la sangre, que en la diástole, con el corazón relajado y llenándose de sangre. Por eso, cuando medimos la presión sanguínea tenemos una presión arterial máxima y otra mínima.
Las arterias se ramifican en arteriolas que, con sus capas musculares, regulan la cantidad de sangre que tiene que llegar a cada órgano según sus necesidades.
Cuando la sangre llega a los capilares la presión es lo suficientemente baja como para que el intercambio de sustancias con las células se desarrolle correctamente, saliendo los nutrientes y oxígeno de los capilares, y entrando las sustancias de desecho, incluido el CO2.
La disminución de la presión sanguínea en arteriolas y capilares se debe a dos motivos:
- Cualquier fluido que recorre un circuito pierde presión a medida que se aleja del órgano impulsor (el corazón)
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- La presión de un fluido es menor cuanto mayor es el volumen del recinto por el que circula. Aunque el diámetro de los capilares es muy pequeño, como son muy numerosos, el volumen total por el que circula la sangre es mayor.
La sangre pasa de los capilares a las vénulas, y de éstas, a las venas que la llevarán hasta el corazón. Pero, ¿qué fuerza hace que la sangre sea impulsada hasta el corazón?:
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