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12.3.2. Inmunidad y sistema inmunitario

El sistema inmunitario

El sistema inmunitario se encarga de proteger nuestro organismo de otros microorganismos patógenos como virus, bacterias, protozoos, hongos o las moléculas producidas por ellos.

La inmunidad es el estado de resistencia natural o adquirida de un organismo ante una determinada enfermedad. La respuesta inmunitaria puede ser inespecífica y específica.

Inmunidad inespecífica

Dentro de este tipo de respuesta inmunitaria inespecífica se incluyen aquellas barreras que tratan de impedir la entrada de microorganismos patógenos, sin centrarse en ningún tipo específicamente. Existen dos tipos:

Defensas externas: las barreras primarias

Una serie de barreras actúan inespecíficamente contra cualquier microorganismo patógeno que trate de infectar a la persona. Pueden ser de tres tipos:

  • Físicas. La piel y las mucosas son las primeras estructuras defensivas que tiene que atravesar un microorganismo. Sólo pueden atravesar la piel aprovechando alguna rotura herida. Las mucosas, que recubren los orificios naturales del cuerpo son vías más accesibles, por lo que están protegidas con secreciones antimicrobianas.
  • Químicas. Sustancias que impiden la entrada de los microorganismos. Por ejemplo, las lágrimas contienen lisozima que impide el desarrollo de las bacterias, las vías respiratorias tienen mucus que retiene las partículas sólidas que entran con el aire, el estómago y la vagina tienen mucha acidez para impedir la entrada de microorganismos, las glándulas sebáceas producen una sustancia que junto con el sudor y las células muertas forman una capa ácido-grasa protectora, etc.
  • Biológicas. Existen microorganismos que viven en simbiosis en nuestro cuerpo beneficiándonos y compiten con otros microorganismos patógenos que son perjudiciales.

Barreras defensivasBy Alejandro Porto [CC BY-SA 3.0], via Wikimedia Commons

Defensas internas: las barreras secundarias

Si los microorganismos consiguen penetrar en el organismo, una segunda barrera, también inespecífica, les va a tratar de impedir la infección.

La respuesta de defensa ante ese invasor puede ser de dos tipos, principalmente:

  • La fagocitosis. Realizada por los fagocitos, un tipo de glóbulos blancos. Los fagocitos son unas células que “fagocitan” a las partículas extrañas (microbios, células muertas, células cancerosas, etc.) que entran en el organismo. Los introducen como si fuera su alimento en una vacuola (vacuola fagocítica) englobándolos mediante pseudópodos. Los destruyen digiriéndolos con la ayuda de enzimas digestivas.

Fagocitosis

By Phagocytosis2.png: Graham Colm Talk.GrahamColm at en.wikipediaderivative work: Retama (Phagocytosis2.png) [CC BY-SA 3.0 or GFDL], from Wikimedia Commons

  • La reacción inflamatoria. Cuando entran los microorganismos, se produce vasodilatación, dilatándose los capilares para que pueda llegar más sangre con fagocitos para combatirlos, lo que produce enrojecimiento y aumento de la temperatura en esa zona. Así, actúan los fagocitos impidiendo que los microorganismos se dispersen por el cuerpo.

Inmunidad específica

Si los microorganismos patógenos superan las barreras inespecíficas, entra en funcionamiento la inmunidad específica, exclusiva para cada tipo de invasor. Otro tipo de glóbulos blancos, los linfocitos, son los encargados de este otro tipo de mecanismo de defensa.

Los linfocitos actúan de un modo específico, ya que son capaces de reconocer antígenos (sustancias que reconocen como extrañas) y combatirlos. Los principales tipos de linfocitos son:

  • Linfocitos T. Reconocen y destruyen los antígenos de las células infectadas.
  • Linfocitos B. Producen unas proteínas, los anticuerpos, que actúan como defensa ante una sustancia extraña, los antígenos. Cada anticuerpo es específico de cada antígeno.

Cuando el organismo ha luchado contra un microorganismo patógeno, algunos linfocitos fueron activados y perduran en el organismo durante toda la vida, son los linfocitos de memoria. Si el mismo microorganismo trata de producir una nueva infección, rápidamente será detectado por los linfocitos de memoria y serán neutralizados. La persona no volverá a padecer esa enfermedad porque ya está inmunizado, gracias a los linfocitos de memoria, contra ese microorganismo patógeno.

Si el microorganismo cambia, como el virus de la gripe, los linfocitos de memoria no son capaces de detectarlos y la persona vuelve a padecer la enfermedad.

Contesta en tu cuaderno

12.5.- ¿Qué diferencia hay entre un anticuerpo y un antígeno?

Contesta en tu cuaderno

12.6.- Explica la diferencia entre la respuesta que hacen los fagocitos de la que hace los linfocitos cuando una bacteria entra en nuestro organismo.

Practica competencias clave

¡Detengan a ese germen! (PISA).

 

Ya en el siglo XI, los médicos chinos manipulaban el sistema inmunitario. Al soplar polvo de costras de un enfermo de viruela en los orificios nasales de sus pacientes, a menudo podían provocar una enfermedad leve que evitaba un ataque más grave posterior. Hacia 1.700, la gente se frotaba la piel con costras secas para protegerse de la enfermedad. Estas prácticas primitivas se introdujeron en Inglaterra y en las colonias americanas. En 1.771 y 1.772, durante una epidemia de viruela, un médico de Boston llamado Zabdiel Boylston puso a prueba una idea que tenía. Arañó la piel de su hijo de seis años y de otras 285 personas y frotó el pus de las costras de viruela en las heridas. Sobrevivieron todos sus pacientes a excepción de seis.

¿Qué idea estaba tratando de poner a prueba Zabdiel Boylston?

Enumera otras dos informaciones que necesitarías para determinar el grado de éxito del método de Boylston.

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