La diversificación de las especies
Una prueba de la evolución es la gran diversidad de especies que existe en la Tierra, una biodiversidad que es la mayor riqueza de nuestro planeta.
Algunas de las principales formas de evolución son:
La evolución convergente
La evolución convergente se produce cuando una o más especies no relacionadas, que no comparten ningún antepasado reciente, evolucionan de un modo parecido.
Se produce cuando las especies convergentes tienen nichos ecológicos parecidos, por lo que tienen gran parecido en su morfología, aunque se encuentren en distintos lugares del mundo.
Por ejemplo, la forma hidrodinámica, fusiforme, de los organismos marinos es común entre ellos, aunque delfines, tiburones, y otras especies de animales marinos no tienen una antepasado común cercano. Como ocupan el mismo medio, se han adaptado del mismo modo.
Si las especies evolucionan de forma parecida, pero sí comparten un antepasado reciente, se habla de evolución paralela.
La evolución divergente
La evolución divergente cuando una población queda aislada del resto de la especie, y se adapta a las condiciones ambientales de distinta forma que el resto, evolucionando de forma independiente al resto de la especie, pero manteniendo las estructuras del tipo original. Pasado un tiempo, han perdido la posibilidad de reproducirse y se forma una especie distinta.
Por ejemplo, los cinco dedos de las extremidades de los mamíferos primitivos se han diferenciado en las manos de las personas, las alas de los murciélagos, las aletas de los delfines o la pata del caballo.
Los pinzones de las islas Galápagos que dio a conocer Darwin también serían un ejemplo de evolución divergente.
Actividad interactiva: Crucigrama sobre la evolución.