Búsqueda de información científica

Si necesitamos buscar información sobre cualquier cosa, lo primero que hacemos es ir a internet y ver qué encontramos. Esto es lo más fácil pero tenemos que tener en cuenta que esa información no sea la más fiable.

En internet podemos encontrar casi de todo, páginas creadas en muchos países, muchos idiomas distintos, organizaciones, personas, intereses, etc. Podemos encontrar páginas web y muchos otros documentos en otros formatos (.pdf, .docx, .pptx,), imágenes, blogs, wikis, libros, revistas, mapas, etc. El que haya tanta información es una ventaja, pero también tiene el problema de que cuando tratamos de buscar una información probablemente no encontremos exactamente lo que buscamos. Puede ser que encontremos información desfasada, de mala calidad, o que entremos en sitios colocados en las primeros puestos en el buscador que están allí para hacer negocio con la publicidad o con otras ventas.

Si necesitamos información para hacer un trabajo deberemos buscar información en fuentes serias y eso nos va a llevar un trabajo y un tiempo para analizar lo que vayamos encontrando.

Las herramientas de búsqueda que utilizaremos son:

• Buscadores generales. Una serie de robots rastrean la web, como Google, Bing, Yandex, Yahoo! Search, DuckDuckGo, Ecosia, Ask,  etc.

• Buscadores especializados.
  • NCBI. El Centro Nacional para la Información Biotecnológica (National Center for Biotechnology Information) forma parte de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, una rama de los Institutos Nacionales de Salud.
  • Google Académico. Buscador especializado en literatura académica.
  • Redalyc. Buscador de artículos en español.
  • Dialnet. Portal de la Universidad de la Rioja que facilita el acceso a textos científicos.
  • Scielo. Biblioteca virtual con colección de revistas de ciencias de la salud.
  • World Wide Science. Buscador de artículos académicos.
  • Science.gov. Buscador de publicaciones científicas del gobierno de los Estados Unidos.
• Bases de datos. Reúnen toda la bibliografía que se ha producido de una determinada área de conocimiento. Hay de dos tipos:
  • Bases de datos referenciales, en las que solo aparece la referencia bibliográfica de los artículos, sin poder acceder al documento.
  • Bases de datos de texto completo, que permiten acceder al artículo que se ha buscado.

Algunos ejemplos de bases de datos son:

• Medes, base de datos de artículos de Ciencias de la Salud en español.
• Medline, de la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU. (NLM, por sus siglas en inglés), de los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU. (NIH) destinada al público en general.
• PubMed,  base de datos gratis creada y mantenida por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
• Sciencedirect. Es una de las fuentes de información más importantes para la investigación científica, técnica y médica.
• Web of Science, propiedad de Clarivate Analytics.
• Scopus, propiedad de Elsevier.

Como, a pesar de conocer todas estas fuentes, vas a seguir usando el buscador de Google para casi todo, es necesario que conozcas algunas funciones para sacarle mayor rendimiento:

• Entrecomillar las palabras de la búsqueda para buscar frases exactas. Si busco "apuntes de anatomía aplicada" aparecerán páginas con esta frase exacta.
• Excluir palabras utilizando el signo "-" delante de la palabra que quiero excluir. Si busco fallas -Valencia, aparecerán entradas en las que se habla de fallas, pero no las de Valencia.
• Forzar la inclusión de palabras utilizando el signo "+" delante de la palabra que quiero incluir. Si busco fallas +geológicas, aparecerán entradas en las que se habla de fallas y de geología.
• Uso de asterisco, que me permite buscar información cuando me falta alguna palabra, como cuando busco la * es la union entre neuronas o las terminaciones de una raíz trucada, como cuando busco neuro*.

Redes sociales y salud

Las redes sociales cada vez tienen más importancia en nuestras vidas. Algunas nos pueden servir para estar en contacto con amigos y familiares, o con otras personas que compartan nuestros mismos intereses. Si tengo una enfermedad, es probable que me reconforte estar en contacto con otras personas que también la padecen y sea emocionalmente beneficioso para mí. Pero es necesario recordar que cualquier consejo médico dado por una persona que no sea profesional de la salud puede no ser acertado. Es posible que dos personas tengan el mismo problema médico, pero también puede que su historial médico sea distinto, por lo que necesitarán distinto tratamiento médico.

La pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto la importancia de la desinformación, especialmente, en las redes sociales y otros foros, muchas veces politizando la información científica. Pero la desinformación no se limita a las vacunas, sino que también afecta a la información sobre drogas, tabaquismo, trastornos alimentarios, tratamientos médicos y todo tipo de enfermedades.

Las redes sociales llegan a una gran parte de la población mundial y, si se utilizasen para promover la salud podría generar un efecto positivo para la humanidad.