Sentidos y órganos de los sentidos

En el campo de la neurociencia, se ha establecido una clara distinción entre dos tipos de sentidos:

• Los sentidos somáticos.
• Los sentidos especiales.

Los sentidos somáticos se refieren a los mecanismos nerviosos que recogen información sensorial del propio cuerpo, incluyendo la superficie y el interior del mismo. Por otro lado, los sentidos especiales se refieren a la vista, el gusto, el olfato, el oído y el equilibrio.

Sentidos somáticos

Los sentidos somáticos son aquellos que nos permiten percibir sensaciones dentro de nuestro propio cuerpo. Como su nombre indica, están relacionados con la somestesia, que se refiere a la percepción sensorial del cuerpo. El sistema somatosensorial es capaz de procesar una amplia variedad de estímulos sensoriales, y media en la percepción de diversas sensaciones. A diferencia de otros sistemas sensoriales, donde los receptores se encuentran en pequeños órganos especializados, los receptores somáticos están distribuidos por todo el cuerpo.

Dentro de los sentidos somáticos, podemos distinguir cuatro modalidades principales.

• El tacto, que es producido por la estimulación mecánica de la piel.
• La capacidad para recibir información sobre la temperatura del cuerpo.
• La nocicepción, que señala el daño en un tejido y se percibe como dolor.
• Cinestesia o propiocepción, que proporciona información sobre la posición y movimiento del cuerpo.

Sentidos especiales

Los sentidos especiales son aquellos que se encargan de procesar la información sensorial de los estímulos del entorno, permitiendo al individuo la percepción del mundo exterior. Estos sentidos especiales incluyen:

• La vista, que nos permite procesar la información visual del entorno. Nos permite procesar la información visual del entorno y nos permite ver colores, formas, tamaños y distancias.
• El gusto, que nos permite saborear los alimentos y distinguir entre sabores dulces, salados, amargos y ácidos..
• El olfato, que nos permite detectar olores y diferenciar entre ellos.
• El oído, que nos permite percibir el sonido y distinguir entre distintas frecuencias y volúmenes.
• El equilibrio, que nos permite mantener el equilibrio y la postura mientras nos movemos.