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6.1.6.1.6.4. Estres

Estrés

El estrés es una respuesta normal del cuerpo ante un desafío o una situación percibida como amenazante. Cuando nos sentimos estresados, nuestro cuerpo libera hormonas como la adrenalina y el cortisol, lo que nos ayuda a aumentar nuestra alerta y a actuar rápidamente en una situación de emergencia.

El cuerpo se prepara para el desafío: las pupilas se dilatan para mejorar la visión, el oído se agudiza, los músculos se tensan y la frecuencia cardiaca y respiratoria aumentan. La sangre es bombeada al cerebro para favorecer los procesos mentales, lo que causa que las extremidades, especialmente las manos y los pies, se sientan fríos y sudorosos ya que la sangre se desvía hacia la cabeza y el tronco.

El estrés es un estado de gran tensión nerviosa que surge cuando una persona se ve sometida a una sobrecarga de trabajo, aspiraciones insatisfechas, ansiedad, etc. Se puede manifestar de diversas maneras, como la fatiga crónica, agotamiento, dolores de cabeza, gastritis, úlceras, y en casos graves, puede incluso causar trastornos psicológicos.

El estrés prolongado e intenso puede tener graves consecuencias físicas y psicológicas. Si no se maneja adecuadamente, el estrés puede convertirse en crónico y agravarse. Esto puede ocasionar hiperreacción en los centros reguladores del cerebro, lo que resulta en fatiga, llanto y, en casos graves, depresión.

El estrés crónico puede tener efectos negativos en la salud física y mental. Algunos de los síntomas comunes de estrés crónico son los siguientes:

  • Ansiedad y tensión muscular.
  • Dificultad para conciliar el sueño.
  • Cambios en el apetito.
  • Irritabilidad y dificultad para concentrarse.
  • Fatiga.
  • Dolores de cabeza.
  • Dolor de pecho.

El estrés crónico también puede aumentar el riesgo de problemas de salud a largo plazo, como enfermedades cardiovasculares, trastornos del sueño, depresión y ansiedad.

Estrés

Hay diferentes tipos de estrés, incluyendo el estrés agudo, que es una respuesta rápida a un evento puntual, y el estrés crónico, que es una respuesta prolongada a situaciones estresantes en la vida diaria. También hay estrés psicológico, que se deriva de preocupaciones y problemas emocionales, y estrés físico, que se deriva de lesiones o enfermedades físicas.

Es importante aprender a manejar el estrés de manera efectiva para prevenir problemas de salud a largo plazo. Algunas estrategias efectivas incluyen la meditación, la ejercitación regular, el fortalecimiento de las relaciones sociales y la práctica de técnicas de relajación. También es importante aprender a identificar y evitar situaciones estresantes, así como a desarrollar una actitud positiva ante la vida.

El estrés crónico puede producir:

  • Mayor facilidad para tener resfriados.
  • Aumento del riesgo de padecer problemas cardiacos, presión arterial alta, diabetes, asma, ulceras, colitis y cáncer.
  • Aumento del nivel de glucosa en la sangre.
  • Hipercolesterolemia, se produce liberación de ácidos grasos en la sangre.
  • Aumento de los niveles de corticoides.
  • Disminución del riego sanguíneo periférico, ralentización del aparato digestivo.

Frecuentemente el estrés está asociado a trastornos psicológicos como la ansiedad y la depresión. Se produce una incapacidad para la toma de decisiones, sensación de confusión, problemas de concentración, desorientación, olvidos, bloques mentales, etc.

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